Experimentos en casa o divulgación de emergencia

Cuando empezó el confinamiento domiciliario para luchar contra el COVID-19, creadores y divulgadores empezaron a compartir actividades y conocimiento de forma desinteresada para hacer más llevadero el encierro. 

Este fue el caso de "Funbrain", un proyecto de divulgación de ciencia orientado a escolares y educadores, quienes se dedicaron a compartir retos y experimentos pensados para hacer en casa y en familia, a través de sus redes sociales.

Normalmente, este equipo trabaja presencialmente en la promoción de la cultura científica entre niños y jóvenes mediante la creación y facilitación de actividades y dinámicas ya sea en el entorno escolar, desde las administraciones públicas o en espacios privados (empresas, familias). Con la pandemia y el confinamiento, todos los espacios habituales para sus actividades de divulgación habían quedado cerrados y su actividad totalmente paralizada. 

Por otra parte, niños y jóvenes, su público objetivo, estaban encerrados, aburridos, con un acceso a la educación obligatoria desigual, con acceso a suministros limitada por el encierro y, en algunos casos, viviendo situaciones complejas y dolorosas. Aun así, la gran mayoría tenían algún tipo de acceso a Internet, aunque fuera desde el teléfono móvil.

Adaptándose a estas circunstancias tan excepcionales, los divulgadores de "Funbrain" decidieron transformar el uso de sus redes sociales y convertirlas de forma temporal en espacio de divulgación. En el momento en el que los espacios físicos se cerraron, empezaron a compartir algunas de sus actividades experimentales con todos aquellos interesados, proponiendo experimentos sencillos y que no requirieran un material específico.

El primer experimento que se compartió fue para detectar la vitamina C de la fruta y la verdura, del cual se hizo difusión de forma coordinada en sus tres redes sociales (Twitter, Instagram y Youtube), estableciendo una narrativa uniforme a través de todas sus plataformas. Después, siguieron adelante con esta iniciativa, compartiendo experimentos similares durante varias semanas, generando interacciones y respuestas, especialmente en Instagram, así como conexión con otras instituciones.

Podemos afirmar que esta divulgación digital ha sido perfecta para un momento excepcional, ya que ha permitido acercar la ciencia a su público objetivo empleando el único canal accesible (internet) y, a la vez, cumplir con una función de acompañamiento y entretenimiento. Sin embargo, es cierto que estas actividades, sencillas y con características muy concretas y limitadas (materiales sencillos, experimentos sin necesidad de supervisión profesional ni un gran contexto explicativo), no pueden considerarse sustitutas de la divulgación presencial propia del proyecto. 


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