El sentido crítico y la generación de opinión

Para poder dar una opinión razonada -y razonable- al respecto de cualquier asunto es necesario en primera instancia contar con suficiente información al respecto y que ésta sea también inteligible. Sin embargo, en muchas ocasiones se emiten opiniones y se adoptan posturas antes de haber dedicado un tiempo a entender en profundidad la temática en cuestión. 

Esto sucede frecuentemente con cuestiones triviales, pero también pasa con problemáticas más trascendentes, como aquellas alrededor del avance de las ciencias biomédicas Se trata de cuestiones cada vez más recurrentes y a menudo con repercusiones éticas y sociales. Son asuntos complejos en los que, para poder entender las implicaciones y el significado real de los dilemas que se plantean, es necesario un conocimiento científico que muchas personas no tienen a su alcance.

Desde esta perspectiva asumimos que no todas las opiniones son igual de válidas. En palabras de Emilio Lledó, filósofo: “A mí me llama la atención que siempre se habla, y con razón, de libertad de expresión. Es obvio que hay que tener eso, pero lo que hay que tener, principal y primariamente, es libertad de pensamiento. ¿Qué me importa a mí la libertad de expresión si no digo más que imbecilidades? ¿Para qué sirve si no sabes pensar, si no tienes sentido crítico, si no sabes ser libre intelectualmente?”. 

Este sentido crítico, esta libertad intelectual, no es un elemento que las personas tengamos a priori, sino que se construye en base al conocimiento, y es lo que valida y da solidez a la opinión. 


Pongamos como ejemplo el debate (y la confusión) en torno a la causalidad genética, que pone en relación y en muchos casos enfrenta los efectos del entorno versus los de los genes a la hora de explicar el origen de ciertas características humanas, ya sean enfermedades u otros rasgos. El texto de Elliott Sober titulado “El significado de la causalidad genética”(*) aborda de manera extensa esta cuestión. Se trata de un texto paradigmático al respecto de cómo explicar una noción científica de manera conceptual, en forma de análisis epistemológico.

Sober consigue acercar y hacer comprensible un contenido científico para un público no experto en la materia, sin renunciar a compartir la complejidad del asunto, sus matices y lo que aún está por conocerse al respecto de dicha temática. Por ello, es un texto que, en mi opinión, contribuye a hacer entender mejor dicha cuestión y, a la vez, a poder adoptar una posición más profunda y fundamentada al respecto.

Sería entonces lógico concluir que, ante temas problemáticos como el de este ejemplo y sobre los que tenemos poco o ningún conocimiento previo, es útil e incluso necesario recurrir a textos o materiales de este estilo y calidad para podernos formar una opinión bien fundada. Sin duda, se trataría de una propuesta idónea, ideal, que permitiría debates mucho más sosegados y precisos, ya que se harían con pleno conocimiento de causa. 

Sin embargo, me gustaría apuntar la existencia de algunos elementos que hacen difícil que este escenario tan deseable sea, a día de hoy, común o generalizable. En primer lugar, tener acceso a documentos del estilo del texto de Sober no es sencillo. Muchas personas, especialmente las que no tenemos formación científica, no tenemos localizados medios y fuentes de información de referencia y de confianza a las que recurrir para que nos señalen lecturas de calidad y que sean a la vez suficientemente accesibles. Quizás buscamos información, pero nos perdemos entre la magnitud de recursos disponibles, entre los cuales es muy difícil poder distinguir a priori los relevantes y fiables de los no relevantes o incluso engañosos.

Además, acceder a este tipo de información y poder comprenderla requiere, en general, contar al menos con estudios superiores, así como tener el tiempo y los recursos materiales necesarios para dedicarlos a ello (ordenador, carné de biblioteca…). 

Así, el acceso al conocimiento y, por ende, el acceso a la mirada crítica ante el mundo, ante la ciencia, sigue siendo una cuestión de clase y de privilegio. Es por ello que la divulgación de calidad es imprescindible en todos los campos de conocimiento, y lo es de un modo especial en el contexto de la ciencia, donde aún hay presentes muchas barreras que dificultan que la información sea plenamente accesible e inteligible para todos.




(*) Sober, E. (2001) The meaning of genetic causation. In A. Buchanan, D. Brock, N. Daniels & Daniel Wikler, From Chance to Choice: Genetics and Justice. Cambridge: Cambridge University Press; pp. 347-370 [versión en castellano (2002) Genética y justicia, Madrid: Cambridge U.P., trad. de C. Piña, pp. 323-345]

Nota: esta publicación está redactada como tarea de la asignatura "Epistemiología de la Ciencia" de la titulación Experto Universitario en Comunicación de la Ciencia por la UPNA, por lo que la elección de la temática y el ejemplo no son originales (responden al enunciado de la tarea).





Comentarios

Entradas populares